27 junio, 2010

ALGO DE TI

Luminiscenze - Toffoletti

Algo de ti me roza en un escalofrío, cuando tu imagen fecunda mi sueño en el núcleo mismo de la noche. No sé si es el recuerdo de tu mano acariciando mi duermevela, si el de tu respiración concebida como un anhelo cuando me abrazas... o si, acaso, la evocación de aquella dulce malvasía que jamás osé robar de tus labios. Es algo de ti que no alcanzo a concretar, algo de ti que me arrulla y estremece, que infunde luminosidad y plenitud al recogimiento de mi pecho... Y basta un átomo de cuanto ese algo me inspira, para llenar de ti el lugar entre cuyas paredes de absurdas magnitudes soy centinela de tu ausencia. Reapareces inabordable y descubro en tu mirada el destello de vida que me invita a rondarte para terminar recalando en nuestros íntimos humedales, a amarte para morir en ti como muere la luz purpúrea del atardecer, exhausta y satisfecha, serenamente diluida en los profundos añiles de la noche...
Y en la noche te quiero. Y en la noche pienso que ese algo de ti me toma entero, mientras garrapatea mi mano estas notas, y me vuelco en el deseo de perdurarme a tu lado. Dibujo una caricia sobre el vuelo de tu memoria, vislumbro tu cara en un juego de espejos y me dejo ir, acotado en este paréntesis, empapado de un dulce y progresivo abandono. Cierro entonces los ojos, meciéndome en el calidoscopio de las quimeras, y me deslizo hacia ese otro lado del sueño, de un modo que apenas acierto a expresar... Y, mansamente aturdido, aún intento un último asalto a tu imagen, cuando advierto el forcejeo de cada una de mis letras huyendo vivarachas del papel, buscando a oscuras llegarte, aleteando juguetonas en un espejismo que rocía de besos tu mejilla.

20 junio, 2010

PERROS-GUIREC

Regatas en Perros-Guirec - Denis

Bretaña es tierra de costas barridas por fuertes vientos y mareas vivas, con campos de un intenso verdor, bosques frondosos y multitud de riachuelos. Sus casonas de granito denotan la arraigada identidad de un país marcado por sus orígenes celtas, sus historias de druidas y las leyendas medievales de los caballeros de la Tabla Redonda. Tomada en su conjunto, Bretaña pasa por ser la región mejor conservada de Francia.
En el noroeste de la comarca, se sitúa el departamento de Armor, la tierra asomada al mar, donde encontramos uno de los lugares más encantadores de la vieja Breizh: La costa de granito rosa, que debe su nombre a la original tonalidad de sus acantilados. Esta franja se extiende entre Trébeurden y Paimpol y, justo enfrente de la misma, están las Siete Islas, abrigo de la mayor reserva ornitológica de Francia.
Precisamente en el corazón de la costa de granito rosa, se sitúa Perros-Guirec, un lugar con verdadero encanto, al que merece dedicar como poco un fin de semana. El enclave es de una gran belleza natural. Es obligado hacer el Sendero de los Aduaneros que, arrancando de Perros llega hasta Ploumanach, bordeando los preciosos acantilados que dan al Mar de la Mancha. El camino, jalonado por matas de tojo y espino, discurre junto a enormes formaciones graníticas, modeladas desde tiempos inmemoriales por la fuerza del viento y del mar. Apenas en una hora y media de agradable caminata, por entre rocas y landas, se llega a la pequeña y hermosa playa de Saint Guirec, resguardada entre dos pequeños picos. Allí se encuentra el oratorio del mismo santo, un curioso monumento, construido sobre un montón de peñascos, sumergido por los flujos en marea alta, que tiene su origen en el siglo XII.
De vuelta a Perros, la playa, los paseos por el puerto o por la pequeña zona comercial que rodea la Plaza del Ayuntamiento, son opciones para pasar agradablemente una jornada de primavera entrada o de verano, los mejores momentos para visitar una comarca con tan alta pluviosidad como la bretona. Para comer, en Perros-Guirec hay varios restaurantes típicos en la zona portuaria, en los que degustar un sabroso pescado fresco (la raya, exquisita) o el plato más típico de la región: los mejillones, preparados de más de una docena de diferentes maneras. Y, hablando de pequeñas delicias palatinas, una buena opción es la de comprar las típicas galletas bretonas de mantequilla (las mejores: las Traou Mad), en sus pintorescas cajas de hojalata. Un bonito detalle para regalar y ofrecer a los nuestros.

13 junio, 2010

DANY, EL ROJO

Manifestación - Berni

Venimos padeciendo una conmoción social que será objeto de especial interés en los futuros libros de Historia y nadie sabe por dónde saldremos de ésta. Lo real es que, en un contexto cada vez más incierto y movedizo, se ha ido reemplazando la sabiduría por el conocimiento y estamos a punto de reducir el conocimiento a mera información. Como si todo fuera lo mismo. Sabemos de muy poco, pero estamos aparentemente informados... Y hasta Dios se ha puesto las pilas y tiene un vicario en la red, con un nombre tan cachondo como Google.
Como sea, sin embargo, cada vez más nos invade la certeza de que juegan con nosotros. De que la información que nos llega está contaminada, manipulada por depredadores oportunistas cuya codicia y falta de escrúpulos amenaza nuestro bienestar y el de nuestros países. Y mientras nos recortan derechos, asistimos perplejos a las decisiones de esos títeres que son nuestros líderes, en manos de los grandes bancos y el mercadeo de los especuladores.
Afortunadamente, pese a todo, aún hay quien denuncia la hipocresía de los gobernantes y plantea alternativas revolucionarias para atenuar la crisis. Daniel Cohn-Bendit, por ejemplo, hablando claro y proponiendo desarmes en el Parlamento Europeo. No le harán caso, pero reconforta verle urgiendo con vehemencia cambios profundos. Y es que los necesitamos.
Recuerdo con especial simpatía los acontecimientos del 68, cuando el entonces Dany el Rojo arengaba a sus compañeros universitarios de Nanterre. «Queremos un mundo nuevo y original —decía—. Nos negamos a crecer en éste, donde la certeza de no morir de hambre se cambia por el riesgo de morir de aburrimiento...» Y sucedió lo del mayo francés. Y yo era un chiquillo. Y aquello estuvo bien, más tarde lo supe. Al menos, mientras duró.
Quise ver a Daniel Cohn-Bendit años después, hacia el 80, en uno de los viajes en que, mochila y saco de dormir a la espalda, solía cruzar Europa en autoestop, buscando una anhelada progresía que en este país, si no permanecía oculta, aún era incipiente y algo pacata. Sabía que Dany trabajaba en la librería Karl Marx de Frankfurt... Pero finalmente no me cuadró la ruta y no tuve de él sino impresiones: Se había convertido en una suerte de pequeño-burgués, de porte intelectual, que colaboraba en periódicos y revistas liberales. Las malas lenguas (mis amigos de la izquierda alternativa alemana) le descalificaban tachándole de revisionista. Y, quien era yo entonces, sintió una cierta pesadumbre ante la imagen del revolucionario ligeramente fondón y recauchutado que me pintaban, y el empolvado recuerdo de sus soflamas, removiendo conciencias estudiantiles... tiempo atrás.
Hoy sé que le juzgué mal. Desde hace varios años, Cohn-Bendit es diputado de Los Verdes en el Parlamento Europeo y últimamente ha vuelto a la palestra con el asunto de Grecia, la crisis que nos asola y la falsedad y el doble juego de nuestros dirigentes. Por esto, quiero ser justo con él y reconocer lo bien que me ha sentado su genio y su compromiso, por lo que de excepcional tiene, al verle peleando por revelar los artificios y cambalaches que encubre la crisis, por hacer transparente la información... En definitiva, por seguir siendo quien, para muchos, siempre fue: un soñador que quiso cambiar el mundo. Como tantos de nosotros.

P.S. El enlace para ver a Daniel C-B en la red: La estafa de Grecia.

06 junio, 2010

HABLAR Y ESCUCHAR

Tertulia en la Sophiensaal - Engelhart

Hablar cuando sea preciso hablar, y sabiendo más o menos lo que se quiere decir, adónde llegar. Y, cuando hablar toca, hablar con alguien. Olvidar eso de hablar-a-alguien, como si ese alguien fuera un mero receptáculo sobre el que volcar nuestras palabras. La clave es con. Siempre hablar con. Y dejar de hablar, para dejar hablar. O sea: escuchar... y hacerlo como un acto de reconocimiento hacia quien nos habla, y en cierto modo de gratitud; como un acto más de amor, no obstante, por qué no, incluso.
Después de todo, tener alguien con quien hablar es un precioso regalo del que deberíamos ser muy conscientes. Poder hablar y, también, poder compartir la secreta complicidad de los silencios. Porque el hecho de comunicarnos nos vincula y nos revela como lo que somos: seres humanos.
Sí; hoy escribo y hablo de hablar, y pienso que es lo que estoy haciendo ahora contigo, cuando tanteo sin prisa lo que mis labios casi imperceptiblemente insinúan... Algo que me procura un sincero placer, una entrañada alegría. Y saberte ahí, pensando también: ¡quién pudiera algún día escucharte!
Dijo alguna vez el viejo Diógenes: Callando es como se aprende a escuchar; escuchando es como se aprende a hablar; y, luego, hablando es como se aprende a callar.
Escrito lo cual, y pareciéndome tan sabio, decido disolverme en el silencio que me rodea, porque probablemente demasiado he hablado; que, por tanto, mejor ya me callo... Que callarme es algo que aprendí a hacer y que, además y de verdad, sé que hago muy bien.
 
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