25 noviembre, 2007

CATÁSTROFES

Renaissance - Hamed Quattara

Algo en mí se rebela contra la forma de hacer de los informativos de la televisión. Duele en el alma ver la imagen agónica de los ocupantes de un cayuco llegando a nuestras costas, la desolación causada por un terremoto, por la ira devastadora de un vendaval o de una violenta tormenta, en la secuencia de trágicas noticias que con demasiada frecuencia destilan los telediarios. Lo cierto es que los medios de comunicación están logrando que el humanitarismo se convierta en un espacio televisivo más, cuyo ingrediente esencial es el sufrimiento humano. Algo fácilmente apreciable en el tratamiento informativo que se da a las catástrofes: Las grandes desgracias mundiales parecen haberse convertido en reality shows de gran audiencia y el espectador se ha transformado, como dice M. Ignatieff, en un voyeur del sufrimiento ajeno, conmovido por la visión de las imágenes: los rostros prietos y deshidratados de quienes atraviesan el Estrecho, la longitud de la hilera de refugiados de Darfur, aguardando un exiguo plato de mijo, los últimos recuentos de víctimas en Perú, Tabasco o Bangla Desh... Actores reales de tan dramáticas escenas, los protagonistas de la consternación y el dolor consolidan la pujanza del género, ante quienes practicamos una piadosa solidaridad de butaca que, en el mejor de los casos, nos lleva a sosegar nuestra conciencia moral haciendo de vez en cuando un donativo.
Entonces es cuando uno se pregunta si este manejo cuasi amarillista del drama humano suscita realmente algún tipo de respuesta comprometida en el espectador. Y es que suscitando una ola de emociones pasajeras, cada vez que se origina una catástrofe, tal vez se consiga un mayor grado de sensibilización con el dolor y una puntual captación de fondos y adhesiones para una causa, pero no una acción moral efectivamente transformadora. Porque sólo se estimula la compasión, y no la comprensión del hecho: La imagen es definitivamente asimilada por el sufrimiento, quedando fuera de la misma el contexto en que se desarrolla. En consecuencia, cedemos a la pura piedad, a la vez que, casi sin otra perspectiva, renunciamos a un mayor compromiso. Y no se debe ignorar que con frecuencia las catástrofes no únicamente tienen raíces naturales, sino también políticas, ligadas a las posibilidades y capacidades humanas, físicas o tecnológicas que hacen tan vulnerable a una determinada región ante el acaecimiento de un desastre de cierta magnitud.
Por todo esto, los medios de comunicación, en general (y muy especialmente la televisión), deberían hacer un esfuerzo deliberado por ir más allá de ofrecernos imágenes. Tendrían que investigar, aproximándose a la contextualización de los hechos y a la búsqueda de responsabilidades, que inexcusablemente deberían formar parte de la noticia. Y deberían acercarse a la realidad, sin temor a la denuncia. Quizá así pueda quedar en algunos telespectadores un poso firme y permanente de compromiso, un tiempo después de que la actualidad sepulte la última catástrofe y se seque esa lágrima postrera que el sufrimiento de las víctimas nos hizo derramar en el telediario poco de antes de cenar.

18 noviembre, 2007

VIDA

Vuelo - Benson

Como quien pasa la página del libro que lee, he entreabierto una puerta en mi estancia, convocado más allá del silencio por un reguero de palabras perdidas. Las he sentido allegarse calmosas, profanando ese aire de noviembre que juega a mitigar los rumores del día, aboliendo los últimos arrullos de un temprano anochecer. Palabras que irrumpen y me alcanzan, a mí, que soy quien ahora calla y mira por la ventana, a mí que soy el taciturno, el misterioso tras los cristales... Palabras que me empapan y adivinan la profundidad de mis poros hacia ese territorio concebido en mi interior por el terco sueño de ser un hombre: esa mina, ese recóndito boquete, el sustrato biológico de mí mismo desde el que respiro tu nombre: Vida...
Dejo la ventana, dejo el libro que sostenía entre las manos. Dejo la página marcada, la puerta entornada al silencio, dejo todo y me abandono hacia el milagroso encuentro que tiene lugar cuando coronas este día al que me aferro antes del sueño. Y, sentándome, te pienso, Vida, te respiro... Y, mientras te pienso y respiro, quiero encarnar cada segundo, significarlo en esta noche y empaparme de un tiempo que deroga los relojes y me arranca de dentro un tañido, un arrebato y un alocado vuelo. Cientos, miles de sensaciones revolotean nómadas como diminutas grullas, van hendiendo el silencio de mi estudio y descienden hasta el humedal del folio blanco en que bosquejo un rostro de mujer que ponerte, Vida; alígeras aves acuáticas que chapotean en este lago de papel y lo fecundan de palabras... Hasta que, por fin, te vislumbro. Según corre la tinta azul, más y mejor te veo. Ahora tu imagen de hembra y mis sensaciones se entretejen y confunden, y aquí se da el prodigio, cuando comienzan a germinar los términos en que te pienso...
Me recuesto en el respaldo de la silla y respiro hondamente. Miro los trazos y tachaduras de esta hoja, miro el libro que leía y la ventana, miro la noche cerrada y contemplo el lento suicidio del otoño arrojándose al pasado en una heladora despedida de hojarascas. Miro a mi alrededor, sin detenerme en nada concreto, y te retengo, Vida. Cuando repito tu nombre, suena como el eco de una nota tibia en el sagrario de mi mente. Y te digo que aquí estoy de nuevo, yo que soy quien tras los cristales callaba, el taciturno, sí, el misterioso... y también, sin embargo, quien ahora sonríe, como cada vez que te invocan las palabras perdidas y, en una suerte de letanía, se agitan las alas de mil aves que te trazan y representan.
Apago la luz y me fundo en el silencio y en la noche que yace tras la ventana. Miro la hora y pienso en acostarme. Dulcemente aturdido, siento que soy dichoso sin urgencias, cuando una vez más escribo secretamente y, colmado de gratitud por lo que recibo, lo hago ante, para y por ti: Vida.

11 noviembre, 2007

SOBRE EL ARTE Y LA CRÍTICA

Luna - Marta Garralda

SOBRE EL ARTE DICEN...


Hay más divinidad en el arte que en la ciencia;
la ciencia descubre, el arte crea.
JOHN OPIE.


Una obra nunca se acaba, se abandona.
MIGUEL ÁNGEL BUONAROTTI.


PERO TAMBIÉN...


La escultura es aquello con lo que tropiezas
cuando retrocedes para mirar un cuadro.
BARNETT NEWMANN.


Lo malo de la pintura abstracta es que hay que molestarse
en leer el título de los cuadros.
OSCAR PIN.


Debe ser hermoso; no se entiende nada.
JEAN BAPTISTE POQUELIN «MOLIÈRE».


Y LUEGO ESTÁ LA CRÍTICA...

Los críticos son los eunucos del arte;
hablan acerca de lo que no pueden hacer.
PEHMAN.


La diferencia entre la crítica constructiva y la destructiva es muy sencilla:
La primera es la que uno hace;
la segunda es la que le hacen a uno.
FRANK WALSH.


EN FIN, LA GUINDA LA PUSO NUEVAMENTE ÉL:
En los mejores días del arte no existían los críticos del arte.
OSCAR WILDE.

04 noviembre, 2007

CUIXART

Cel de Tardor - Cuixart

Casi recién llegado a casa, el último día de octubre abrí el blog y encontré un comentario de mi amigo Javier, en el que me participaba el fallecimiento de Modest Cuixart, uno de los pintores actuales que más me gustan y de quien, a saber por qué extraño hado, elegí su obra «Nemesius», para encabezar la anterior entrada. Seguía y sigo a Cuixart desde que hace más de 20 años unos amigos barceloneses, que le conocían, nos regalaran una preciosa litografía suya, firmada de su puño y letra, y que cuelga en el recibidor de casa. Por lo que se ha podido leer en la prensa estros días, tuvo una grave caída, como consecuencia de la cual moría aquella mañana del 31. Para hoy tenía preparado el recordatorio de otro pintor de mi agrado, Egon Schiele, sin embargo mi admiración por la obra pictórica de Modest Cuixart tiene un lugar preferente.
Podría extenderme largamente, con información sacada de los medios periodísticos de estos días, pero casi prefiero, sin más, dejar aquí cuatro líneas y un par de cuadros. Diré sólo que creó el grupo Dau al Set, en la Barcelona de mediados los años 50, con varios pintores entre los que se encontraba su primo, el también hoy tan reconocido Antoni Tàpies.
Os invito a localizar parte de su obra en Internet y a visitar, si pudierais, su Fundación en la Plaça Montcada de Barcelona.
 
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